Con independencia de lo llamativo de este instrumento, todo él está cargado de simbolismo. Desde su estructura, una cruz que al ponerse en movimiento se transforma visualmente en una rueda, símbolo de lo perfecto, con lo que principio y fin se unen en ella, hasta su golpeteo expresión de todo un pueblo que se aflige ante el dolor del Nazareno, por la soledad de un Dios que muere en atroz tormento por redimir al hombre y restaurar la Salvación.
Su uso y ubicación en la torre de la iglesia de Santiago está constatado desde el siglo XVII pues en 1690 se pagaron 10 reales al carpintero Francisco Alcón por «aderezar la matraca». En la década de 1950 se dejaron de usar ya que las existentes hasta entonces estaban en muy mal estado y la persona encargada de hacerlas sonar había fallecido. Fue en los años 80 del pasado siglo, siendo presidente de la Junta de Procesiones, don Juan Antonio Yáñez de Lara cuando se encargo la construcción de unas nuevas tabletas. Este trabajo fue realizado por el carpintero de la localidad don Juan Martínez Martínez «El Lirata». Desde entonces y para evitar su deterioro se colocan en la torre de Santiago para la Semana Santa.
Si quieres conocer más singularidades de la Semana Santa totanera, visita este enlace. En él tendrás información de sus elementos más destacados como la Compañía de Caballeros Armados, la Orquesta de Nuestra Señora de los Dolores y la bocina, además de las ya mencionadas tabletas.
FUENTE: Ilustre Cabildo Superior de Procesiones de Totana
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